20.11.08

chinchetas con papel de fumar

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Se nos cae. El sistema entero tambalea. Ojalá la caída del velo sea para bien y permita una depuración, pero no está claro cómo reaccionará un niño tardoadolescente ante la dura verdad: "la tienes pequeñica".

La gente en su desconcierto eleva la mirada a lo más alto de la tierra: instituciones políticas corruptas que representan lo más bajo de lo humano ¿y qué encuentra? encuentra una curia que da vueltas sobre sí misma, empeñada en engañarnos con maniobras de distracción y declaraciones de intenciones tan vacías como bien sonantes. La red de acero que creíamos que nos protegía ha resultado ser una tela de araña que el G21 apuntala con chinchetas.


Eso es todo. El sistema se hunde, el pueblo se queja en voz baja, muerto de miedo e ignorancia, presa del pánico porque ya no sabe hacia dónde caminar ni a quién culpar, y los hombres decentes, que quedan, piden perdón por mantener con vida la llama de una vela
¡fue el faro de la verdad!

Se hunde el comercio, la banca, la política, la confianza en las bolsas, los modales se ven un signo de debilidad, un giro estético de tiempos más lentos, aumenta el paro, los robos, la fiscal presión. Lo peor (y no hay nada peor) es la pérdida generalizada de valores. El sentido de la justicia, del perdón, del esfuerzo, el sacrificio, la libertad, el respeto, la amistad, la belleza, la verdad. El Amor. Vendidos por unas monedas de metal oxidado, pasados por la regla metastásica del egoísmo y la sinrazón.

Y nosotros sin soporte, embrutecidos, cautivos.



Es como si lo bueno se hubiera replegado ante la lluvia ácida de cinismo, que sólo es nihilismo disfrazado de datos. Parecemos haber olvidado que la LUZ duele al principio. Que lo demás son tinieblas. Que en la oscuridad, ya nada es verdad y el llanto de poco importa.



n a c o
sumaysigue








foto tomada en la cárcel de Pedro y Pablo (Foro Romano)

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2 comentarios:

Luis Amézaga dijo...

Reconozco que siento un oscuro placer al comprobar cómo aquellos que más seguros estaban de su posición, más tambalean. Los que estamos acostumbrados a convivir con la quebradiza incertidumbre, los que lanzamos la mirada hacia arriba porque nos ahogamos en la visión relativa, los que no echamos raíces ante el conocimiento de que todo pasa, los que dejamos para mañana lo que podríamos hacer hoy, los que creemos en una justicia poética, los que detenemos el tiempo cuando miramos a los ojos, los que nada podemos perder porque no hemos puesto nuestra riqueza a plazo fijo, esos, digo, no tambaleamos cuando el mundo gira a más revoluciones de las normales.

o s a k a dijo...

Es usted un torrente de síntesis, Don Luis.

No comparto del todo "su oscuro placer" porque la cosa me toca de refilón, pero créame que le entiendo. En nuestra sociedad vivimos entregados a los sucedáneos y ahora ni siquiera podremos permitírnoslos. Esto hace que algunas personas de bien defiendan que la crisis planetaria servirá para abrir los ojos al hombre. No me atrevo a ir tan lejos.

Sí reconozco que aquellas personas que fueran libres hace dos años, antes de que estallara el universo financiero en añicos, están en condiciones de serlo en las actuales arenas movedizas.

Y en ese grupo, por lo que sé, le incluyo : )

n a c o
justiciaplazofijo